Proceso

LOS NUEVE PASOS EN EL PROCESO DE CANONIZACIÓN

Proceso ordinario por el cual la Iglesia católica romana ha canonizado durante los últimos cuatro siglos.
En la práctica, el proceso de canonización involucra una gran variedad de procedimientos, pero, en todo momento, únicamente las decisiones del Papa tienen fuerza de obligación; sólo él posee el poder de declarar a un candidato merecedor de beatificación o canonización.
1) Fase pre-jurídica: fase de promoción.-
Hasta 1917, el derecho canónico exigía que pasaran por lo menos cincuenta años desde la muerte del candidato. Ahora, está suprimida la regla de los cincuenta años .
Durante esa fase se permiten, sin embargo, una serie de actividades extraoficiales En la práctica, los «impulsores» de una causa suelen ser miembros de alguna orden religiosa, dado que sólo ellos tienen los recursos y los conocimientos necesarios para llevar el proceso hasta el final.
2) Fase informativa.-
El propósito de ese proceso es suministrar a la congregación romana los materiales suficientes para que sus funcionarios puedan determinar si el candidato merece un proceso formal.
Procedimiento:
* establecer si el candidato goza de una sólida reputación de santidad, y,
* reunir los testimonios preliminares aptos para comprobar si tal reputación se halla corroborada por los hechos.

3) Juicio de ortodoxia.-
Cuanto más haya escrito el candidato, cuanto más osado haya sido su intelecto en materia de fe, con tanto más rigor serán escudriñadas sus obras. Desde 1940, los candidatos deben superar otro examen adicional. todos los siervos de Dios deben recibir de Roma el nihil obstat, («nada reprochable“) acerca de ellos en las actas del Vaticano.
4) La fase romana.-
Empieza la verdadera deliberación, se asigna la responsabilidad de la causa a un postulador residente en Roma. La tarea del postulador consiste en representar a los solicitantes de la causa; es el solicitante quien le paga, a menos que se trate de un caso de caridad. El solicitante paga también los servicios de un abogado defensor, elegido por el postulador entre una docena aproximada de juristas canónicos, clérigos y legos, especializados y en posesión de un permiso de la Santa Sede para ocuparse de las causas de los santos.
Este proceso apostólico es la versión más estricta del proceso ordinario. Su objetivo es demostrar que la reputación de santidad o de martirio del candidato está basada en hechos reales. Fase en la que interviene el promotor de la fe o “abogado del diablo”
5) La sección histórica.-
Las causas de canonización, para las cuales no quedan ya testigos presenciales vivos se asignan a esa sección para su examen histórico; las decisiones sobre la virtud o el martirio se toman en esos casos mayormente a partir de pruebas históricas.
6) Examen del cadáver.-
A veces se exhuma, previamente a la beatificación, el cadáver del candidato para su identificación por el obispo local. El examen se realiza únicamente para fines de identificación. La Iglesia católica romana no considera un cuerpo incorrupto como señal inequívoca de santidad. Sin embargo, la incorrupción se toma por indicio de favor divino. Esa tradición continúa influyendo en los creyentes, aunque no en los funcionarios de la congregación romana.
7) Procesos de milagros.-
Lo que hace falta para la beatificación y la canonización son señales divinas que confirmen el juicio de la Iglesia respecto a la virtud o el martirio del siervo de Dios. Pero el proceso por el cual se comprueban los milagros es tan rigurosamente jurídico, como las investigaciones sobre el martirio y las virtudes heroicas.
El proceso de milagros debe establecer:
a) que Dios ha realizado verdaderamente un milagro – casi siempre la curación de una enfermedad – y
b) que el milagro se obró por intercesión del siervo de Dios.
El caso lo estudia un equipo de médicos especialistas, cuya tarea consiste en determinar que la curación no ha podido producirse por medios naturales. Al final, los dictámenes de los asesores circulan a través de la congregación y, en caso de decisión favorable de los cardenales, el Papa certifica la aceptación del milagro mediante un decreto formal.
El número de milagros requeridos para la beatificación y la canonización ha disminuido con el transcurso de los años. Hasta hace poco, la regla era dos milagros para la beatificación y otros dos, obrados después de la beatificación, para la canonización, si la causa se basaba en la virtud.
A los no mártires se les sigue exigiendo, sin embargo, dos milagros para la canonización. Evidentemente, el proceso debe repetirse para cada milagro
8) Beatificación.-
Previamente a la beatificación, se celebra una reunión general de los cardenales de la congregación con el Papa, a fin de decidir si es posible iniciar sin riesgo la beatificación del siervo de Dios. La beatificación es una declaración, hecha por el Papa como cabeza de la Iglesia, de que un siervo de Dios vivió una vida de santidad.
La beatificación permite que se le tribute culto público de veneración con ciertas limitaciones. La veneración universal está reservada para los santos canonizados.
Al llegar a este punto, el candidato ha superado ya la parte más difícil del camino hacia la canonización. Pero la última meta le queda aún por alcanzar…